martes, 13 de noviembre de 2007

Vida tecnicolor

Una nena suelta un globo rojo en una placita urbana. El globo imita el color de su vestido, el resto de la escena parece en blanco y negro. No sabe por qué, pero algo dentro de su diminuta fragilidad le indica que es hora de soltarlo. Lo mira entre confundida y asombrada. Sus pupilas persigue la burbuja plástica, como si una partecita de su ser se elevase con ella. Es una nena pequeña, pero entiende a su manera, que este es un momento crítico, uno de esos puntos cruciales en la vida. El globo carmín asciende junto con sus esperanzas y sueños prematuros, junto con aspiraciones y añoranzas.

“ Parece un confite” piensa, en trance con la esfera roja contra el cielo en escala de grises.
Empieza a sonreír, cuando de pronto escucha junto a su oreja izquierda un fuerte y seco.. ¡PAF!

Gira lentamente su cabecita para clavar la vista en un niño que reventó un chicle en sus rulitos. Furiosa, alza la mirada... y su globo ya no está.