Una nena suelta un globo rojo en una placita urbana. El globo imita el color de su vestido, el resto de la escena parece en blanco y negro. No sabe por qué, pero algo dentro de su diminuta fragilidad le indica que es hora de soltarlo. Lo mira entre confundida y asombrada. Sus pupilas persigue la burbuja plástica, como si una partecita de su ser se elevase con ella. Es una nena pequeña, pero entiende a su manera, que este es un momento crítico, uno de esos puntos cruciales en la vida. El globo carmín asciende junto con sus esperanzas y sueños prematuros, junto con aspiraciones y añoranzas.
“ Parece un confite” piensa, en trance con la esfera roja contra el cielo en escala de grises.
Empieza a sonreír, cuando de pronto escucha junto a su oreja izquierda un fuerte y seco.. ¡PAF!
Gira lentamente su cabecita para clavar la vista en un niño que reventó un chicle en sus rulitos. Furiosa, alza la mirada... y su globo ya no está.
martes, 13 de noviembre de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)