miércoles, 27 de junio de 2007

Carta de Rosa a Gabriel

Gabriel:

Puedo imaginar su sorpresa cuando el sábado por la mañana busque el correo acumulado (como solía hacer) y encuentre el hermético contenedor de mi catarsis. Puedo ver su ceño fruncido, mientras rasga descuidadamente el papel que yo con tanta estrategia elegí, rompiendo incluso el borde del papel escrito. Sé que pasaron años, Gabriel, pero necesitaba indagar en el inconsciente de los recuerdos, para tratar al menos de encontrar el motivo de mi disconformidad. Hace 7 años que lo conocí, Gabriel. Hace 6 años y 2 meses que no río. Debe saberlo, usted arruinó mi vida. Claro que decir “mi vida” sería demasiado terrible, pero los últimos 7 años han sido un verdadero infierno. Debo explicárselo, porque debo continuar. Es cierta la cantidad de sufrimiento que una persona puede tolerar. Si quiere, le presto un vasito para que mida la mía. No es mucha.

Sus cartas las tengo, Gabriel. Guardé todos sus pedidos, aunque no lo crea, lo cual supongo es derivación de esperar una respuesta ausente. No responda. Puede cerciorarse de que no es en sus palabras que busco consuelo. Es en las mías. Me es imprescindible olvidarlo a usted y a su juego. Su caballerosidad innata. Su pendiente gentileza. Libéreme Gabriel, salga de mi cabeza y de mi vida de una buena vez. Ayúdeme a olvidar Colombia. Su Colombia.
Gabo, esfúmese. Vuélvase un fantasma y una mera evocación surrealista de una vida pasada.


Imagino su desconcierto, imagino su lágrima corriendo la añoranza de mi tinta.



PD.: Omito el “Querido” porque sostengo fielmente que no lo merece.

lunes, 25 de junio de 2007

Salón Canning

Esta era la noche que estaba buscando para poder plasmar en algunas palabras, aunque raramente se acerquen a la verdadera esencia de lo real. Están en la olvidada copa de vino medio llena (o medio vacía, dependiendo de la franja horaria) que alguien visita entre tanda y tanda cuando corta un vals y suenan los Beatles.
Arranca una milonga y cabeceada de por medio, ambos a la pista. Aclaración: Cuando uno va por primera vez a una milonga, y no lo conocen, bailar no es tarea fácil. Hay ciertas formalidades y hasta prejuicios que en este mundito del arrabal son bastante difíciles de obviar. Si no sos habitué, como mínimo requerimiento te tienen que ver sacudiendo la pista antes de profesar una invitación.
Este personaje, que no era un Carlos ni un José Luis, me abrumó con ocurrencias sobre la filosofía del tango.
- Es que es así, te agarra la tangomanía y cagasste.
Me explicó que en este baile somos todos enchufes y tomas de corriente.
- ¿Vos, 120, 220, 240...? (Porque ahora en cuanto a voltios hay de todo)
- No no, yo vengo para 330.
- Ah, en ese caso buena suerte y hasta luego.
Y así nomacito como dijo Calamaro cada uno sigue su búsqueda. De vez en cuando uno se encuentra con un adaptador universal, pero de esos hay pocos y al final no terminan por definirse. Definitivamente nos encontramos, y nuestra relación enchufe-toma originó la corriente eléctrica que duró esa brevedad que tienen las tandas cuando se disfrutan.
- Fue de a dos eh,-me decía él- que esto es un trabajo de equipo mi estimadísima.

Entonces sí, elocuente compañero.
Mi nombre es Penélope y soy tangómana.

sábado, 23 de junio de 2007

Primera impresión

Supongamos que las luces no son bajas, y el tango no es melancolía. Supongamos que Soñar y nada más no flota por los rincones de un piso de Corrientes, escurriéndose por entre los tablones de madera, los discos de vinilo y una pareja expectante. Entonces yo no sería yo y tampoco te hubiese encontrado, aunque no sepa quien sos.
Ella llegó sin más curiosidad que la de flotar unos tangos y conocer un lugar nuevo. Era de esos ambientes que aunque sea una visita virgen se augura la sensación de casa propia, o meramente conocida. Se cambió una vez, dos, tres. Y así como el que baila y mira y baila, te vi. ¿La viste? Ella se aseguró de que estaba ahí, envuelta en tradición y cultura, e hizo certera tu presencia en ese ambiente, aunque no cuadrase. “Ya habrá tiempo para los por qué(s), cómo(s) y etcéteras.” Fuese flirteo (me tomo la libertad del americanismo) o amabilidad, mate que viene mate que va. Yo, él, vos y ella.
Amaga, ocho, gira y engancha. Vos, él. Yo, ella. ¿Nosotros?

viernes, 22 de junio de 2007

No te saca de quicio esa gente a la que todo le sale bien?

La semana pasada caminando por Malabia me encontré con Juana. Ella caminaba con ese aire de complacencia que tanto envidio. Cómo puede ser che, yo le pongo todas las ganas y la que gana es Juana. Me contó risueña de todas esas banalidades que por más mínimas todos indefectiblemente anhelamos.
Y vos? Cómo estás?
Yyyy mirá...
. El puto electricista ésta semi-viviendo en mi cocina.
. El auto se encuentra momentáneamente fuera de servicio.
. Me llamaron de la AFIP (autoexplanatorio).

Pero bueeeeno - me dice Juana – todo eso se soluciona pronto.

Si, Juani, pero mientras es un dolor de huevos (ovarios, mejor dicho).

lunes, 18 de junio de 2007

Ni aunque el dia Osvaldo fuese una realidad


Un Sábado me sucedió eso que es bien característico de los Sábados. Son esas cosas que uno no se imagina que le pasen un Jueves, y un Martes resulta bastante improbable. Los viernes claro tienen esa impermeabilidad aparente que los hace invulnerables, los lunes...bueno, los Lunes son Lunes. ¿Miércoles? No me pregunten, pero los Miércoles tienen ese no se qué. Por ende si restamos Domingo, nos queda Sábado. Conste aclarar que no es una casualidad que las eliminatorias resulten en este día tan particular. No es casual, es causal. En fin, la definitiva es que lo sucedido se plantea un Sábado porque le corresponde.
Es cubierta pinchada, es fútbol de Domingo, es práctica de galpón lo que hicieron a este Sábado tan particularmente mío. Y tuyo. Fue mi infortunio, me dijeron después, lo que llevo a la breve conexión, suficiente para (sentir) la chispa del cable pelado cuando hace cortocircuito e irrumpe en la moción. Fueron los azules melancólicos y los rojos nostálgicos de envoltura celofán. De las luces. De las sombras.


Fue el mate y el tango, aunque no bailemos.

Pasos para enamorarse: ellas

Aclaración:
Esta formula fue testeada por especialistas en la materia y se certifica su efectividad en el 97.5% de los casos.

Asegúrese de estar completamente predispuesta a caer peligrosamente en le pozo de las nostalgias, pues el proceso asegura que usted se enamorará, pero esto no implica que su amor será correspondido y usted no acabará más miserablemente angustiada que antes. Si pese a las advertencias busca algo más que el conveniente conformismo diario, la invitamos a que proceda con la lectura.

En primer lugar, sepa usted que el amor no discierne. No hace falta tener ya una marca en la mira para poder completar el curso acelerado. Nosotras las mujeres tenemos ese don para echar el ojo indiscriminadamente, de modo que encontrar un candidato no será drama.


Descúbralo en ese bar de San Telmo, el que tiene las luces bajas y en una vieja rocola suena Pugliese porque un alma perdida puso una moneda. Entre, y salga del frío como si este bar fuese el último refugio de las tardes invernales de junio. Su corazón tiene que saltar por una milésima de segundo, si no, no es el indicado. Probablemente sienta un leve temblor en las rodillas. Todas estas son buenas señales.

Debe elegir estratégicamente la mesa, y sentarse de modo que se interponga inevitablemente en el camino se su mirada. Tiene permitida la confianza del cigarrillo. Puede refugiarse en su libro no más de 15 minutos, aunque el hecho de no estar haciendo algo en particular la incomode. Es clave dejarse llevar por el momento para recuperar la convicción y adueñarse de sí misma. Vale recalcar que se hace hincapié en usted, puesto que esto es para que usted se enamore, no él.

Deje a su imaginación disparar en el sentido que la mente lo disponga, no controle. Acoja la tarde en el río, la caminata por Palermo o el sexo en el baño de ese mismo bar. Permítase tejer historias que se destejen por las noches.

Finalmente, con una suave inclinación de la cabeza, acepte el trago que le envía el caballero.

miércoles, 13 de junio de 2007

Burbuja de corta duración



Ella se despertó ese domingo con una sensación un poco diferente. Vale recalcar que este no era un domingo como cualquiera, era un poco diferente. Este domingo no anunciaba el comienzo con la estrepitosa angustia del final. No incitaba el cumplimiento de plazos imposibles, ni el fútbol de las cinco que se auto proclama dueño de estas tardes.
Esta vez, el domingo era atemporal. Como un jueves, un martes o un sábado. Este Domingo de Abril ella se despertó a su lado y no se tenia que ir. Entro en pánico, porque no había escapatoria, eran solo ellos dos. Pero lo asimiló como la posibilidad de algo positivo y se levanto sin despertarlo. El desayuno golpeó la puerta a eso de las 10 y ella preparó su primera taza de café de filtro (acostumbrada siempre al instantáneo o de confitería).

A esto le hecho agua y ya? Ahh no, ahí están los filtros, claro.

La taza se la llevó al balconcito de su primer departamento, ese con cortinas bordeaux en vez de blancas y un hombre en el cuarto principal en lugar de su acomodada soledad. El sol calentaba sus primeros días de otoño para ellos, mientras que en la ciudad las nubes escurrían su ira sobre edificios y calles, autos y corazones.
El olor al café recién hecho, el cigarrillo en la mano izquierda, empapados de sol mañanero y brisa de Abril. Una impresión en la piel de auto dominio, la satisfacción de sentirse completamente dueña de sí misma y de nadie más, sin tampoco pertenecer. Y con esa mueca que disfraza una sonrisa, le llevó la bandeja hasta la cama y lo despertó de a poco, con un beso en la mejilla.
Ella, que nunca supo si amó a un hombre tanto como a una tarde lluviosa, o un café en Palermo viejo, que disfruta de las tardes en el rió o en algún banco de plaza con el último ejemplar de Cortazar. Ahora se veía compartiendo una cama, una sonrisa y una emoción. De piernas que se encuentran por debajo de la mesa y las sábanas, de visitas inesperadas y besos públicos... De novedad y esa emoción que sienten los niños con cada regalo de Navidad.
Él se recomponía, juntaba los pedacitos de un corazón roto cuando la encontró. Ya se conocían, como muchos, pero se encontraron el uno al otro una mañana de Abril. Ella no solo lo encontró a él, sino que se encontró a sí misma
Entre el café,
Entre las almohadas compartidas
la arena fría del otoño
y el mar en el que se animó a chapotear como una infante.

Entre los bosques y las calles de tierra caminó, al tiempo que respiraba mañana de esa manera que colma el pecho. Una mañana que se absorbe por los poros y agudiza los sentidos. Mañana que grita de libertad, mañana que calla de serenidad. Mañana que da paz, y energiza los músculos y el alma.

Mañana que ella compartió con él.

martes, 12 de junio de 2007

Clockwork (not orange)

Judgmental looks scream out her sins. She listens attentive, under excruciating pain. The turpentine-like stream of thoughts avoiding any backflow of reason in her mind keeps her sane. At least for a while.
A chill disappearing down her spine makes the entire body ache. The unstoppable sensation of cold grinds the very essence of newly numbed limbs. Like a permanent void spreading roots within the inside, the contrast results irreverent with the warmth of gently sloping tears. Yet no sensation in the skin. Dulled, going to waste…the gradually fading colors of a once fire-lightened life finished slipping away during a fresh, mid-spring evening.
She stops.
The clockwork inside begins disintegration. The mechanism starts to fail, the turning parts of machinery that used to fit one over the other, now disrupt the motion.
Something breaks.
Confusion in the system terminates in a short-circuit. The cables unpeel, exposing loose ends. Connections start failing until a buzzing sound announces the nearness of the end. With a last conquering spark,
The organization collapses.

Gracias a Borges

Después de un tiempo, uno aprende la sutil
diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma,
y que una compañía no significa seguridad,
y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar lo hace cualquiera, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado. Con el tiempo te das cuenta de que, en realidad, lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene sentido. Pero desafortunadamente, solo con el tiempo.....

Traición al idioma

You know, at the end of the day, that it all comes down to us against them.
What THEY want, what is right or wrong in THEIR eyes.
And I end up prancing up and down my 4 by 4 room, bare feet… so iconically you.
Is it us or is it them?
And why the cliché epical struggle?
Too many questions, very few answers…And every time a question is answered, new ones are born, like never-ending-words.
Stop looking and you’ll find
Stop chasing and you’ll catch
Stop wondering, and you will understand.

If you never sleep you will never wake up, therefore you’ll never see the manufactured illusions of this broken world and find the courage to dream.
Dream.
Dreams of colored rainbows and purple skies,
where marshmallows are cheaper by the dozen
and Willy Wonka never dies.

But they say no.
For them, fantasy gives reality a bad name.

In any case, I think the question here would be…

WHO THE FUCK IS THEM?!

lunes, 11 de junio de 2007

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves n
o te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo


pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces

no te quedes conmigo.







Mario Benedetti

Duo Dinamita

Razón y Sin Sentido dan vueltas y vueltas adentro del cuarto. Encerrados, la fuerte posibilidad de un enfrentamiento se torna inminente.

Sin Sentido camina histérico por las paredes mientras que Razón intenta pensar sentadita. Pero Sin Sentido se acelera más y más y comienza a poner nerviosa a la serena Razón.
Ahora Sin Sentido corre y corre, cada vez más veloz. Su exaltación lo lleva a lanzar un grito decrépito que termina por corromper a la correcta Razón. Y mientras Sin sentido corre a la velocidad de la luz, un impulso frenético hace que Razón se pare. Y ahí, en ese instante, se produce el choque.

Un estallido es precedido por una segadora secuencia de luces en technicolor. Miles de minúsculas chispas saltan y se escapan asustadas de la fusión.
Una sensación de plenitud y paz absoluta invade cada fibra de mi tembloroso cuerpo. Y ahí nace

La razón del sin sentido

La causa de la locura

El motivo de la demencia
(Al menos de la mia?)





Vos.

Escena



Un longboard y una 7 pies acompañan la expedición en búsqueda de olas por al costa. Mediados de Abril, y sin embargo el sol escolta el auto sin techo como si fuese Enero. En busca del mar perfecto para correr, a cada playa le encontramos un defecto imposible de ignorar, hasta que damos con una que nos copa. Pero claro, el inside está plagado de locales y el derecho de piso nos va a cachetear. Así que seguimos.
Metro a metro y minuto a minuto nos alejamos del punto de partida y nos desprendemos de la idea de correr olas. El horizonte ríe burlón.
Encontramos nuestra playa.
Dejamos el transporte y las tablas al cuidado de un señor con chaleco fluorescente y empezamos a bajar los escalones de madera que desembocan en la arena.
Sagrado es el momento en el que me saco las ojotas y mis pies desnudos atraviesan los pedacitos de roca molida que inundan el escenario.
Mientras que disfruto del panorama y absorbo cada poquito de infinidad, la primera se desviste y sin consulta previa se zambulle en el Atlántico. Yo me asiento y doy un giro muy lento de 360 para adaptarme a la esencia del paisaje. Que tanto estoy dudando? De un impulso dejo mi ropa de lado y corro hacia la orilla pero sin dejar que el agua me alcance. Miro mis pies y me dirijo a toda velocidad hacia el mar. Salto luchando contra la densidad que me impide el paso a medida que me adentro más y más. 1, 2, 3! Todo mi cuerpo se sumerge ante la primera ola. Mientas me mantengo bajo la superficie una corriente helada azota contra mi piel y me obliga a emerger y respirar. Abro los ojos y no puedo pensar, esa sensación de incontables alfileres. Me paso un rato nadando hasta que de a poco empiezo a conectar.
El frió ya no es frió, y todo lo que se siente es Paz.
Floto de espaldas al tiempo que el sol se esconde atrás de unas palmeras solitarias, tan bajo y tan naranja que ya no proyecta luz sobre el mar y este se vuelve una masa oscura y uniforme, y ya casi ni se distinguen las ondulaciones. La mente se ajusta. Cada uno de mis miembros se relaja y me entrego ciegamente al ritmo del mar. Por unos 20 segundos no existe nada más y me siento como pocas veces. Libre. Completa, e indiscutiblemente feliz. Pero esos breves instantes de presencia conciente absoluta no duran.
La espuma juega con mis tobillos mientras camino por la orilla.
No siento frío.
No siento nada
Y siento todo.
Me muevo en una suerte de trance y estado de estupefacción. La idea de lo ocurrido, de la conexión entre ese lugar donde creemos que está nuestra esencia y lo que rodea me calla siquiera antes de articular palabra
Envuelta en una toalla que carece de sentido camino hacia los escalones de madera.
La escena se apaga por completo y en su lugar una luna color azafrán anticipa el comienzo del segundo acto...