Esos son los días que a ella le gustan. Los que le dan permiso para calzarse las botas amarillas y el piloto de lluvia. Lo que sucede, es que Miranda tiene un paraguas conveniente por demás. Es envolvente, plástico y translúcido.
A mucha gente le produce reuma, o hasta tristeza y poca voluntad, pero hay ciertas personas como Miranda que se regocijan al ver las gotitas golpetear contra el vidrio helado. Y si los algodones celestiales le regalan un rayo, trueno o relámpago, ella se hipnotiza.
Miranda salta en el agua que se deposita tranquila en las bocacalles y veredas, los charcos que ensimismados transeúntes evitan. ¿Y esas cataratas que gotean de algún edificio? Salpican y molestan se interponen en el camino, pero no para ella. Los busca, y se para debajo con su paraguas transparente, feliz, porque alguien le dejó una canilla abierta para disfrutar sin apuro.
Miranda es directora ejecutiva. Ella toma las decisiones importantes y urgentes. Siempre sabe qué deberían estar haciendo los demás. Es ella quien nos dirige y comanda, nos tiene a su merced. Esto es algo en lo que ocupa la mayor parte de su tiempo, aunque no lo ve como un trabajo sino como una cualidad.
En este momento me ordena limpia y llanamente que coloree con el azul dentro de las líneas, y que le prepare una mamema, se acerca la hora de la siesta.
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3 comentarios:
VICTORRRRRRRRRRRRR AL FIN VOLVISTE A ESCRIBIR.. SABES Q ME GUSTA MCUHO COMO ESCRIBIS, UN BESO GRANDE A VER SI ALGUN DIA NOS VEMOS.. SEBI
Sebi, amigo mio, prefiero ser borracho y conocido q alcoholicos anonimos.
Palabra de dios, te alabamos señor.
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