viernes, 3 de agosto de 2007

Mitomanear (o mitomaniar)

Te invito a que reflexionemos sobre el arte de mentir. Por lo que veo últimamente se ha convertido en un oficio. Esa gente que teje telarañas de falsedades interconectadas con tanta destreza, que uno como un pelotudo se lo come como galletita. Veo gente que lo toma como un desafío. Poder envolver a alguien con tanta convicción que finalmente creen lo que en realidad es una montaña de boludeces, les da una sensación de complacencia y superioridad intelectual. Para otros el hecho de inventar vale como un escape a su realidad.
- Mi vida es una mierda, no tengo por qué lidiar con todo esto. ¿Cómo me las ingenio para salir de esta? Uuuu ya se, me imagino algo mucho mejor (o al menos normal) al punto de creérmelo. Y bueno, si la cuento bien, ¿Quién se va a dar cuenta?
No querido, no funciona así. Es todo una tramoya a nivel inconsciente.

Después claro, están las mentiritas blancas. Esas que se dicen pensando que no se lastima a nadie. O incluso que se contribuye a un bien común.
- Señora, lamento muchísimo su pérdida. Su esposo era un hombre de bien, y lo fue hasta el final. Atento, cariñoso, honesto era Mario. Debería estar usted orgullosa.
(Y claro, que le voy a decir la verdad ahora a la vieja, que el tipo ya pasó a mejor vida. ¿Sabes qué? Atento era con el resto de las minas, que desde que se casó con vos no paró de comer gatos. ¿Alguna vez le preguntó, señora, qué hacía exactamente su “empresa”? Y ni hablar de que en el último tiempo, Mario por las noches era Marta.)

Y para concluir, las mentiras de utilidad para salvar nuestro propio pellejo (o escapar a situaciones indeseables).
- Si, mire, cof cof, no me estoy cof cof sintiendo muy bien. Cooofff ejem ejem. No creo que pueda cof cof ir hoy a trabajar.
- Yo también tengo ganas de verte, enserio. Pero hoy justo no puedo. Mi jefe hace un fiesta y es la mejor ocasión para hablarle de ese puesto que quiero. Vos sabes como funcionan esas cosas. Es un garrón, pero no me queda otra... Otra vez será.

Si, claro.

3 comentarios:

Criatura del pantano dijo...

Excelente tu reflexión acerca de las mentiras, Penélope.
Por supuesto que estas suceden a nivel cotidiano, ni hablar de las mentiras hechas a nivel social...
De todas maneras no puedo dejar de recordar, leyendo lo que escribiste, la sarta de mentiras que me lastimaron tanto de alguien que estimaba como a nadie en el mundo. Y todo esto hace unos días, apenas.
Te mando muchos saludos y qu te valla muy bienb.

chupate esta mandarina dijo...

mi preferida es: no estoy en Buenos Aires. Me fui por el fin de semana, me voy por una semana... tengo mucho trabajo :) enfin, pequeñas mentirillas....

Alan Murray dijo...

Las mentiras deben surgir del natural acto de tener inconsciente... mientras asi sea, y no respondan a algun plan macabro, maligno o destructor, bienvenidas sean.
Ahora claro, estan tambien aquellas mentiras que no pertenecen a ninguno de los dos grupos, mentiras concientes sin finalidades de destruccion o maldad.
A ellas, nos dedicamos los sabios.