Hace unas semanas, en una de esas charlas que se dan entre dos amigos, el mío llego a la conclusión de que “la vida se reduce a eso, básicamente, formación y hobby”.
Que feo, le dije, decir que la vida se “reduce”, a lo que sea. No me gustó el uso de esta palabra, su resonancia, y de que tan pequeña e insignificante se veía mi corta existencia. Me explicó su necesidad de empezar a recortar, reciclar y reducir para mantener la cordura y una vida mas prolija.
Me opongo.
Me opongo a la prolijidad, los trunques y las mutilaciones a los sobrantes. Es todo necesario, es todo complementario. No hay nada que reste, todo suma al fin y al cabo. Aunque sea para bien o para mal.
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3 comentarios:
yo tambien me opongo a la prolijidad.
pero hay sobrantes.solo q existen y esta bien q asi sean.
yo tengo de las dos.. por momentos prolija, por momentos sobrantes por todos lados.. no sabría decirle bien...
salutes!
Totalmente de acuerdo con usted Penelope, quiero desorden.
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