lunes, 25 de junio de 2007

Salón Canning

Esta era la noche que estaba buscando para poder plasmar en algunas palabras, aunque raramente se acerquen a la verdadera esencia de lo real. Están en la olvidada copa de vino medio llena (o medio vacía, dependiendo de la franja horaria) que alguien visita entre tanda y tanda cuando corta un vals y suenan los Beatles.
Arranca una milonga y cabeceada de por medio, ambos a la pista. Aclaración: Cuando uno va por primera vez a una milonga, y no lo conocen, bailar no es tarea fácil. Hay ciertas formalidades y hasta prejuicios que en este mundito del arrabal son bastante difíciles de obviar. Si no sos habitué, como mínimo requerimiento te tienen que ver sacudiendo la pista antes de profesar una invitación.
Este personaje, que no era un Carlos ni un José Luis, me abrumó con ocurrencias sobre la filosofía del tango.
- Es que es así, te agarra la tangomanía y cagasste.
Me explicó que en este baile somos todos enchufes y tomas de corriente.
- ¿Vos, 120, 220, 240...? (Porque ahora en cuanto a voltios hay de todo)
- No no, yo vengo para 330.
- Ah, en ese caso buena suerte y hasta luego.
Y así nomacito como dijo Calamaro cada uno sigue su búsqueda. De vez en cuando uno se encuentra con un adaptador universal, pero de esos hay pocos y al final no terminan por definirse. Definitivamente nos encontramos, y nuestra relación enchufe-toma originó la corriente eléctrica que duró esa brevedad que tienen las tandas cuando se disfrutan.
- Fue de a dos eh,-me decía él- que esto es un trabajo de equipo mi estimadísima.

Entonces sí, elocuente compañero.
Mi nombre es Penélope y soy tangómana.

6 comentarios:

chupate esta mandarina dijo...

Fais attention a ce que tu dances, ce que tu dances, tu le deviens...

Unknown dijo...

hola penelope. tangomana.

Penelope dijo...

C'est ca, que j'aime.
Merci belle Lucienne

Penelope dijo...

Goma, que gusto ver que anduvo por estos parajes
saludos cordiales

Álvarez Gómez dijo...

Entendí, una noche de belgrano, que la tangomanía es tan real como el ruido de los zapatos arrastrados.

Unknown dijo...

yo entendi, perdon q me meta de nuevo, q ir a una milonga no dista demasiado de ir a un boliche.

hay un aura distinto, lo cual le da al concurrente un espiritu altivo.

pero al final, sin zapatos no sos nadie. como en mint.